jueves, 18 de abril de 2013

MI GALERÍA DE TROFEOS



SEGUNDO ACCÉSIT: Colección de estampitas rapiñadas in situ. No se ha dado mal la cosa. Seguro que de aquí a unos meses aparece alguna más hecha polvo en el bolsillo de una camisa lavada o haciéndose arrumacos con el Fray Leopoldo de la cartera. Prometo desagravio a sus titulares.



 PRIMER ACCÉSIT: A las puertas del podio se han quedado estas bolas de cera, recicladas con educación, quiero con esto decir sin haber empleado excesiva violencia o intimidación. Son la humilde contribución familiar a la limpieza de la ciudad, pues es de alabar el interés de LIMASA y nuestro Ayuntamiento en erradicar de inmediato cualquier mancha de cera de nuestras calles, como si fueran una vergüenza, como si no hubiera otra mierda que limpiar…



TERCER PREMIO: Merecidísimo a esta mata de romero de la Esperanza. Algunos más que matas mataron por llevarse una leñera. Esperanza, perdónales ese ansia especial (por lo de la especia) porque ni ellos saben lo que van a hacer con tanto romero.



SEGUNDO PREMIO: Corresponde a esta revista sevillana autoeditada. No todos los días tiene uno la ocasión de enseñar la Semana Santa malagueña a tres sevillanos cofrades hasta la médula, eso me sucedió el Viernes Santo y con ocasión de la previsión de lluvia en la capital. Fue un orgullo recibirles y servirles de guía. En contraprestación me regalaron este trofeo que hubiera merecido ganar. Ocupará un lugar de honor en el corazón de mi vitrina.



PRIMER PREMIO: Que estando este malagueño en Sevilla, el Sábado Santo, un músico de la banda de La Oliva de Salteras, en el año en que se conmemora su centenario, en mitad de la procesión de la sublime Esperanza trinitaria, me llame para obsequiarme por sorpresa con un escudo de su uniforme, un escudo que lleva impregnadas las notas musicales de muchas semanas santas, sólo puede ser mi mayor trofeo, porque no hay para Puentiferario mayor trofeo, ni tesoro, que el de la amistad.

miércoles, 10 de abril de 2013

TEOLOGÍA Y LIGA DE CAMPEONES


            Repasemos los pecadillos capitales. Nos serviremos para ello de dos acontecimientos de la más rabiosa actualidad: La Caída del Imperio Romano del Málaga en la Champions League y el estreno del trono del Señor de la Redención el pasado Viernes Santo. El Málaga C.F. y los Dolores de San Juan nos han dado este año grandes satisfacciones, diseñadas por F. Prini y por M. Pellegrini, bien está que los emparejemos por un momento, todo sea por la teología.

Relieve de los Pecados, obra de Ruiz Montes, 
situado en el lado siniestrísimo del trono

1.- La Pereza: Representada por un miembro de equipo arbitral literalmente frito. Vamos que éste no pita ni loco.

2.- La Ira: Simbolizada en un malaguista vestido de romano con ganas de repartir.

3.- La Soberbia: Se retrata como Platini, quien pasa tres kilos mientras espachurra la cabeza del Málaga contra el césped.

4.- La Avaricia: El tío del saco lleno de billetes. La identidad de este sujeto está por determinar, se sospecha de unos cuantos. Avaricia y Fútbol van de la mano.

5.- La Lujuria: De los alemanes a la conclusión del partido. En Málaga después de la prorroga se quitaron las ganas de todo.

6.- La Envidia: Esta moza con cabeza de serpientes es representativa de la afición de los clubes eliminados de la competición europea con mal perder.

7.- La Gula: La de este caballero practicando el sillonbol con una fuente de papas fritas para él solo mientras dice no piqui.


(La imagen la he rapiñado sin permiso de La Tribuna, en concreto de este estupendo artículo de Pedro E. Alarcón)

domingo, 7 de abril de 2013

LA PLAZA DE SAN LORENZO DE SEVILLA


           La plaza de San Lorenzo de Sevilla está hecha para esperar. Toda ella parece pensada para entretener al que espera solo a la Virgen de la Soledad.

           Allí tenemos a San Lorenzo, tristón con su parrilla. Otra parrilla llameante en una pirindola (es una parrilla buena, que decora y no tortura). Parrillas hasta en los árboles, podados minimalmente para suplir la pirindola rota. Ornitológicas palomas se sitúan en los lugares más insospechados, como en la aureola del santo, para nuestra exclusiva diversión.


           La plaza de San Lorenzo dispone de un reloj, con él sabemos en cada momento lo que llevamos esperado y lo que aún nos queda por esperar hasta las 6:50 en que sale la Virgen, la Soledad de San Lorenzo (la Virgen cambia de nombre por día y hasta por hora). Existe además otro tiempo que corre más despacio, es menos entretenido, este tiempo de espera lo mide el reloj de sol de la fachada del templo.

           Tiene la plaza de San Lorenzo su reducto para la historia del arte. Ahí está Juan de Mesa, tan barroco él, pero también Castillo Lastrucci, tan neobarroco él, en relieve, bajo el azulejo de la Virgen del Dulce nombre. La intuida presencia del Gran Poder acompaña, más que entretiene, durante la espera. Su imagen se proyecta, como en el cine, en un azulejo en el muro de San Lorenzo.

           Por si esto no fuera bastante, tenemos a los lados de la puerta de la iglesia unos guardabrisas con su cirio encendido, que también entretienen (la televisión no es otra cosa que la evolución de la llama). Cuando te cansas de ver la televela encendida puedes mirar al suelo, que también es divertido en esta plaza. Sobre una cinematográfica alfombra roja podemos contemplar los restos de cera de muchas velas, las que portaron las estrellas de cine de la Semana Santa: los nazarenos. ¡Cuántos manchurrones! ¡Cuántas estrellas de cine han recorrido la alfombra roja de la plaza de San Lorenzo!

           Es fácil hacer amigos en la Plaza de San Lorenzo si esperas en soledad a la Soledad. Los compañeros de espera se sinceran, como si la espera otorgara confianza a los que esperan juntos, como si la amistad fuera consecuencia de la cercanía y la común espera. Mi vecina de espera se llamaba Irene, era médico y tenía cinco hijos mayores. Me contó muchas cosas del hoy y del ayer de Sevilla. Yo no soy de Sevilla, ella debió darse cuenta.


           ¡Por fin llegaron las 6:50 horas! Las puertas del templo se abrieron y tras el cortejo, que no encabeza la cruz de guía sino los periodistas cámara en ristre, la Soledad atravesó la plaza de su apellido. La plaza de San Lorenzo olía a incienso, como siempre se dice, y a jacinto blanco (lo preciso por si huele distinto al jacinto de otro color y además para tratar de compensar el tópico del olor a incienso).

           Casi se lamenta que la espera haya acabado. ¡Se esperaba tan bien en la plaza de San Lorenzo! Había allí tantas cosas que mirar, que aprender, personas que conocer...

           ¿O tal vez la espera no acabó y puedo prolongarla a mi antojo? ¿Y si el mundo fuera en realidad una enorme plaza de San Lorenzo regido por el compás de su inescrutable reloj de Sol? ¿Y si viviera la vida con la misma espera que esperaba en la plaza de San Lorenzo? ¿Y si la Virgen de la Soledad fuera la de la Esperanza? ¿Y si el final fuera en realidad el principio?

           Estas dudas que surgen sólo pueden responderse con la certeza que las provoca, certeza de que esto no ha hecho más que empezar cofrades. Feliz Pascua de Resurrección, pero también, y además, feliz espera a todos en vuestras Plazas de San Lorenzo.

Publicado el 11 de Abril de 2012 en Pasión en Sevilla.

jueves, 4 de abril de 2013

BALANCE ANÓNIMO


Llevo mucho tiempo meditando, bueno, mucho tiempo en Pascua son tres días, sobre lo oportuno de que un seudónimo como yo haga balance de la Semana Santa. Ni lo bueno ni lo malo que dijera tendría valor: lo bueno por presunta parcialidad, lo malo por la cobardía del anonimato.

            Pero de alguna manera tendrá Puentiferario que concluir un ciclo y empezar otro, si es que lo empieza. En éstas me vino la iluminación pascual. Un cofrade anónimo sólo puede hacer conclusiones anónimas. Diré el pecado pero no el pecador, diré la virtud pero no el virtuoso.

Estas son mis varas de medir la pasada Semana Santa, los criterios que me han permitido enjuiciar lo bueno y lo malo, lo que me ha gustado y lo que no:

1) Las mejores hermandades este año han sido aquellas que han antepuesto a cualquier otra cosa el culto público a Jesús y María, las que han conseguido que todo gire en torno al misterio cristiano a representar, las que han dado en todo momento y lugar prueba de fe. Algunos pensaran: eso lo han hecho todas, pero otros no, otros me prejuzgarán místico (“autoflagelante” según la nueva y ofensiva terminología periodísticamente acuñada) a estos últimos les digo que sus cofradías no me han gustado nada, para mí habéis fracasado chavales. No os puedo obligar a tener fe, ni muchísimo menos, pero sí a aparentarlo, estáis obligados a ello por estatutos, tenéis que hacer protestación pública de fe por quienes sí la tienen y os contemplan y por todos aquellos que pueden ganarla por vuestra intermediación. No le llamo a esto ser hipócrita sino consecuente con el deber voluntariamente aceptado de ser cofrade, más hipócrita sería lo contrario.

2) Maravilloso fue el desfile de las cofradías con buenos cortejos nazarenos. ¡Cómo disfruté del espectáculo de largas filas de nazarenos hechos y derechos, o de niños y jóvenes que llevarán su túnica mientras Dios les de fuerzas, con los intervalos vitales que sean precisos. Grandes son estas cofradías, grandes de verdad. Aquí no importan los dineros, ni los siglos, ni los figurones. ¡Lástima todas esas antiguas cofradías tronocentristas! ¡Cuántas generaciones de nazarenos perdidas por infravalorar su papel, por considerarlos figurantes de segunda, cuerpos de relleno!

3) Estupendo ha sido el procesionar de las cofradías que han cuidado los detalles, con esto no me refiero a las que han tenido “detallazos”. A los detalles que me refiero son a los que no se improvisan o se imitan. Los detalles cofrades que me han gustado son los que se sopesan, se cuestionan, se valoran, se maduran durante todo un año, o muchos más, y se deciden conforme el espíritu de cada hermandad. A más detalles más mimo, más preocupación, más cultura, más evolución. Enhorabuena hermandades detallistas ya sabéis que las demás os critican pero que os acabarán copiando.

4) He pasado grandes momentos viendo andar a los tronos. Valoro sobremanera el andar de la vieja escuela, ese andar sobre hombros de algodón, suavecito, consciente de que muchos pies conforman un único cadencioso paso. He de reconocer que, como contraposición, también he disfrutado de los acompasamientos con la música, pero no de todos, sólo de aquellos que avanzaban de forma natural a costa de ensayo, esfuerzo y trabajo.

5) Enhorabuena a las cofradías discretas, sin presidencias, sin gritos, sin protagonismos, contenidas en lo individual pero ostentosamente orgullosas del grupo que conforman. Esa humildad explota en la calle en una grandeza inabarcable.

Los miembros de las bandas sí deben ir a cara descubierta porque no hay abnegación, ni esfuerzo cofrade mayor que el suyo. Gracias músicos por los buenos ratos que me habéis hecho pasar, excepto a los de la Banda Municipal. Sí, rompo aquí el voto del anonimato de mi crónica pues no se dignan a acompañar al Señor malagueño muerto desde y hasta su Sepulcro, aún a sabiendas que ha de resucitar en la ciudad que les paga el sueldo. Espero que empleen ese rato en cosas provechosas.

6) ¡Qué disfrute viendo cofradías con buen gusto! Éste es el apartado más peliagudo, pues esto del buen gusto trae tela, y para gustos los colores de algunas. En las procesiones no basta la buena voluntad y el amor a los titulares, estos dos factores pueden dar lugar a horrendas puestas en escena. Por favor, hermandades que intuís que no tenéis buen gusto, daos por aludidas sin que os lo diga, comprended que no es fácil decir que la Virgen va de juzgado de guardia, que ese trono no hay por donde cogerlo, que el palio no es digno de salir en la capital. Demostrad que queréis a vuestros titulares, dejaos asesorar. Otra cosa no sé pero siempre habrá un cofrade preparado que os eche una mano. Algunas cosas no cuestan dinero y para las que cuestan tenéis todo el tiempo del mundo. A los cofrades nos gusta la ilusión de la espera más que las equivocaciones de la precipitación.