sábado, 25 de julio de 2015

PASIÓN ANIMAL

            Bajo la premisa de que si no puedes hacer nada nuevo haz lo de siempre, presento este post. Sirve de continuación, y autohomenaje, a uno de mis posts favoritos, "Pasión Ecológica". En el presente no son los hermanos árboles, son los hermanos animales los encargados de representar los misterios de la Pasión.

Por si alguien se me escandaliza, le recuerdo que Cristo antes de ser un Hombre clavado en una cruz fue un Pez en el arte paleocristiano. Laudato si.


Entrada en Jerusalén.
“Two Donkeys”, 1816, John Constable.


Última Cena.
Pelícano, 1450, Museo Meermanno La Haya. Anónimo francés.


Oración en el Huerto.
Ciervos en la nieve, de Courbet (1866).


Prendimiento.
“Perra blanca acechando la caza”, 1714, Alexandre-François Desportes.


Jesús ante el sumo sacerdote, sacerdotes, ancianos y escribas.
“Monkeys as judges of art”, 1889, Gabriel Von Max.


Negaciones de Pedro.
“Le Coq”, 1940, Miró.


Flagelación.
“Ciervo acosado por una jauría de perros”, Paul de Vos (1591-1678)


Coronación de espinas.
“A Hedgehog”, Hans Hoffmann.


 Ecce Homo.
“Lion (The Look Out)”, 1900, Rosa Bonheur.


Jesús carga con la cruz.
“Charrette de boeuf”, 1884, Vincent van Gogh.


Jesús Caído.
“Perro semihundido”, 1819–1823, Goya.


Jesús muere en la cruz.
“Cristo (Agnus Dei)”, 1635-1640, Zurbarán.


Longinos traspasa el costado de Jesús.
“Retrato del caballo de carreras Whistlejacket”, 1762, George Stubbs.


Sexta Angustia.
“Anguish”, 1878, August Friedrich Albrecht.


Resurrección.
“Ave Fénix”, 1584, de Histoire des Animaux singuliers
de Geofroy Linocier

martes, 7 de julio de 2015

BODY AND SOUL

El Centre Pompidou Málaga cuenta con su propia galería de los horrores, lleva por título “El Cuerpo Político”. En esta sala se recogen expresiones artísticas de las que podríamos etiquetar como las primeras mujeres verdaderamente libres de la historia del arte, pues son protagonistas, o herederas, de la revolución sexual de los años sesenta del pasado siglo.

Llama poderosamente mi atención que estas mujeres optaran precisamente por el body art, y en concreto por formas de autoagresión, como si su imaginación fuera en realidad proyección del patriarcado que las cosificó y explotó durante siglos, como si su margen de libertad creativa recién ganada se limitara a inflingirse voluntariamente el daño y la humillación que antes la sociedad les imponía contra su voluntad.

En el Pompidou podéis contemplar como Ana Mendieta dibuja en la pared con la sangre que brota de sus muñecas o como Sigalit Landau se autolesiona bailando desnuda con un Hula Hoop fabricado con alambre de espinos. El público asiste a su reivindicativa mortificación con el mismo interés morboso que antes presenciaría los cortejos de disciplinantes, irónicamente erradicados de nuestra sociedad por primitivos.


He de precisar que este tipo de performances no son patrimonio de lo femenino; Chris Burden en Shoot (1971) llegó a recibir un disparo en su brazo izquierdo y en Trans-Fixed de 1974 se crucificó sobre el capó de un Volkswagen Escarabajo, pero son casos puntuales frente a los de las mujeres, véanse los aplaudidos malos ratos de todo tipo soportados por primeras figuras de la escena como la precursora Yoko Ono o Marina Abramovic.


Hasta aquí mujeres y body art, ahora empiezo con mujeres y soul art dando esos giros bruscos de guión que solo un post de blog puede permitir. Bautizo con este título a una breve exposición de la que soy comisario. Frente a la trasgresión feminista doy rienda suelta a mi machista mojigatería. Contrapongo la dolorosa autoexploración artística del cuerpo de la mujer con su alma idealizada retratada por decadentes artistas masculinos. En esta serie las mujeres aparecen rezando, sufriendo en su mayoría, desnudas de alma para dentro. Con independencia de la mayor o menor calidad artística de las obras todas permiten imaginar momentos de intensidad emocional, intuir dolores propios o compartidos, sentirlas desvalidas, indefensas frente a la adversidad.


Capilla de la Virgen de los Dolores del Puente. Autor y fecha desconocidos.

Es esta instantánea el motivo que inspira esta exposición, su hilo conductor, por razones obvias en las que no es preciso ni entrar. Hay más “Dolores del Puente” en esta foto que en todo el Lunes Santo, y más verdad en esta señora arrodillada en la noche que en toda la nómina de hermanos de Su cofradía. Esta señora reza, sus problemas son los mismos de los que a diario siguen pasando por su capilla, pero los sentimientos son suyos. El fotógrafo documenta desde la distancia, no interfiere en la sacra conversación, yo tampoco.


  Gabriel Cornelius von Max. The Ecstatic Virgin Anna Katharina Emmerich. 1885.

 He evitado incluir en esta exposición a las santas. Las santas llevan la oración incluida en contrato, no tendría por tanto mérito convertir esta galería en un santoral femenino, sin embargo no he podido sustraerme a este retrato idealizado de Ana Catalina Emmerich, monja agustina canonizada en 2004. El dolor es por tanto legítimamente místico desde el 2004, pero en 1885, cuando el cuadro fue pintado, era un dolor inescrutable. El consuelo se confunde con el sufrimiento. La enfermedad y la santidad son indistinguibles para el compungido espectador.


 Piet Mondriaan. Devotion. 1908.

El pintor abstracto de las líneas rectas y de los colores planos tuvo un pasado más concreto y en él este cuadro soul art. Una niña de pelo color llama reza elevando la mirada, pero no solo mira, esta niña ve. Ve con unos ojos que casi dibujan lo Sagrado a quienes contemplan la escena.


 Manuel Ocaranza. La flor muerta. 1868.

Los tiempos han cambiado mucho desde el año 1868 pero en cualquier caso hemos de reconocer que la inocencia aún existe y que la inocencia, tarde o temprano, se acaba perdiendo. Tal vez si fuera otra flor la que muriera podría darle otra interpretación a este cuadro, pero es una pura azucena la que muere en su maceta… Tranquila niña, se te pasará, la azucena es un bulbo, aunque se corte volverá a florecer, probablemente rodeada de cardos así que ándate con cuidado.


 Exvoto mexicano. Autor anónimo. 1884.

            Aunque no se lea bien ahí lo pone bien clarito, que todo el mundo se entere: la Virgen ha hecho un milagro y esa mujer está agradecida. El exvoto es un post-rezo, muy distinto del “coge el milagro y corre” tan de nuestros días. Gracias.


             Antonio Muñoz Degrain. Desdémona. 1887.

            Rezo estereotipado, poco creíble, demasiado bien vestida para tener problemas. No le hacemos mucho caso por teatrera, casi ni inspira lástima este cuadro de género de mi admirado Muñoz Degrain. Pero quien reza no es una desconocida, por el título sabemos que se llama Desdémona y por ello intuimos las razones de su rezo. También sabemos que sus súplicas serán infructuosas, que morirá a manos de un marido celoso e inseguro. Esta Desdémona representa a tantas mujeres poco creíbles, demasiado bien vestidas para tener problemas, a las que no hacemos mucho caso, que mueren a manos de sus parejas con nuestra complicidad.


            Thomas Cole. Il Penseroso. 1845.

Podía ser un rezo reparador, el desahogo en soledad de una jovencita con mal de amores pero ahí está esa cesta llena de ropa y un pueblo en la lejanía. Esta chica esta desesperada y se encuentra sola. Se va, o la echan. Las razones para ello siempre eran las mismas. Adiós niña.



 Maurice Bompard (1857-1936). A Prayer to the Madonna.

En un juego de mímica, por su expresión corporal, esta joven veneciana sería una pila, una pila recargable, una pila recargable descargada. Ese brazo apoyado en el altar, con la languidez de la derrota, sería un polo, el negativo, el positivo se encuentra en el altar. Carga libre y gratuita. No solo veo electricidad, veo chispas metafísicas provenientes de la Madonna. Silencio, se carga.


 Jozsef Rippl-Ronai. Sorrow. 1903.

            El rezo tras el fatal desenlace. La oración sin remedio para quien quiso y ahora viste de luto. La mujer vuelve la cara, todo el cuerpo más bien, al angelical apoderado de Dios. Este rezo lleno de reproches es el último rezo para muchos. El rezo del descreimiento y del punto y final. Sin embargo… ese acompasado giro de cabeza obediente a regañadientes al camino que señala el ángel con el brazo... Algo me dice que todo no está perdido en este rezo, que a la larga servirá de consuelo, que la herida sanará. El mantón de luto del dosel tiene su perímetro bordado con una futura primavera.


 Dirck van Delen (1604-1671). Lady Kneeling before an Altar in a Candlelit Church Interior.

Hay que ver cómo resplandece en la oscuridad la solución del problema perentorio de esta señora. Le ha pillado tan de sorpresa que casi no se lo cree. No estaba en el altar mayor, según parece ha tenido que dar un rodeo por el templo. No cabe duda, esa llama que arde estaba para ella. Enhorabuena señora.


 Moreno Carbonero (1860-1942). Doña Blanca de Navarra.

Doña Blanca de Navarra no sabe lo que rezar, no sabe lo que pedir, se deja llevar por la historia recostada en el muro. Doña Blanca de Navarra, marioneta de la ambición de su padre y de su marido, no pudo cortar sus hilos para hablar con Dios, y con Él solo se puede hablar en libertad para encontrar consuelo.


Dmitri Anatolyevich Belyukin. Old Church, New Church. 1995.

            Y con este cuadro lejano vuelvo al punto de partida. Oraciones de diario que no precisan de truenos para recordar a Santa Bárbara. Oraciones preventivas que no declaran la guerra a la desesperación sino que la vacunan. Oraciones cimiento de unas vidas llenas de fortaleza y serenidad. Soul.