martes, 8 de enero de 2013

YO, EL CARTEL (alias “El Grito en la Pared”)


Otro año más. Ya estoy aquí fiel a mi cita, listo para que me cuelguen, en cualesquiera de sus acepciones.

Después de tantos años ya nada me pilla de sorpresa. Si no gusto mi paso será fugaz, alguna publicación, paradas de autobús y rápidamente al altillo del friki coleccionista. Por el contrario, si soy del agrado cofrade, inundaré temporalmente tiendas, bares y peluquerías y con un poco de suerte me mantendrán vivo todo el año, aunque agonice descolorido en los escaparates manchado de cacas de mosca o de escamas de pescado en el puesto del mercado. ¿Para qué nos vamos a engañar? Para bien o para mal me paso pronto de moda, soy flor reciclable de un día, mejor dicho, de cuarenta días. Eso sí, siempre contaré al menos con un marco decente pendiendo del muro de la casa hermandad de la cofradía afortunada, porque lo de Alberca, Mingorance y Picasso fue excepcional.

Hace tiempo que perdí valor como cartel, no soy más que otra obra pictórica a sumar a la conservadora colección privada de la Agrupación de Cofradías. Lejos quedan ya las tintas planas y aquellos atrevidos colores de mi juventud. Yo no me siento tan viejo, son los gustos cofrades los que me tienen avejentado, pero me debo a ellos, lo asumo resignado, soy su razón de ser.

Afortunadamente conservo intacta mi misión publicitaria, no ya como obra plástica sino como evento social. En realidad soy un cartel más sonoro que visual y no sólo por lo de “el grito en la pared” sino porque supongo un pistoletazo de salida, un aplauso (más o menos espontáneo) en el Salón kitsch de los Espejos, seguido de una animada conversación capillita con un eco que se va apagando poco a poco en Internet. Lo reconozco, a veces mi sonido es el de un petardo. En resumen, soy un cartel que suena. Ya ni tan siquiera preciso de papel, circulo clónico por las redes sociales y acabo en una subcarpeta entre el de Orihuela y el de Alcalá de Henares.

Si a alguien desilusiono que no se preocupe ¡Si ni yo me gusto a mí mismo la mayoría de las veces! ¿Qué más da si soy elitista o popular, mediocre o poco cofrade, si conmigo empieza lo bueno? Mañana me presento en sociedad, vuelvo a casa tras Navidad. Si por motivos técnicos ajenos a mi voluntad estuviera afónico y no pudiera yo gritar mi mensaje en la pared, gritadlo fuerte vosotros en mi nombre: ¡La Semana Santa del 2013 ya está aquí!  

2 comentarios:

  1. ¡Qué sinceridad la del cartel! Se puede gritar más alto pero no más claro.

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    1. No sé qué decirte, si el que grita el último grita mejor, o si el que grita primero grita dos veces.
      ¡Suerte al grito sevillano!
      Los de las tertulias cofrades sevillanas ficticias no me preocupan.

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