miércoles, 18 de septiembre de 2013

¡EXTRA! ¡EXTRA! ¡EXTRAORDINARIA DE LA FE!

La Armada Invencible de la Fe
            La procesión del Mater Dei será tan extraordinaria que a los vestidores les temblará el pulso, se les caerán los alfileres todo el rato, como la primera vez, como le pasaría a cualquiera a quien se le apareciera la Virgen y le pidiera ayuda para vestirse. Los floristas se cuidarán bien de poner las flores más caras donde menos se ven, para que las vea y las huela la Mater Dei, quien las tiene que ver y oler.

Será una procesión extraordinaria porque los tronos, tuneados o no, de cualquier gama o cilindrada, no pesarán ni mijita. Las ruedas humanas andarán sin parches de chicle, con el santo combustible ecológico de la Fe. Los capataces los conducirán muy bajito, entre susurros, mirando con el rabillo del ojo todo el rato al Amor de los Amores bajo, o no bajo, palio.

Los monaguillos se irán el día antes prontito a la cama, con la misma ilusión de una Noche de Reyes cargada de regalos, sus padres les cuentan ya de la Fe antes de dormir. Los cortejos serán verdadera legión y parecerá que cantan “La Novia de la Vida” con su sola presencia. Los músicos harán sonar cada nota como un regalo del Dios que existe, igual que existe su música.

Será tan extraordinaria la procesión del Mater Dei que los periodistas cofrades se quedarán sin palabras y también sin números de ocupación hotelera o consumo en la hostelería. Los políticos ese día querrán dejar de serlo (¿si la fe mueve montañas cómo no va a mover a témpanos de hielo?) y toda Málaga será Ciudad de Dios aplaudiendo con ganas en las aceras, como cuando no teníamos teléfono móvil...

El Mater Dei será una procesión extraordinaria porque extraordinaria tiene que ser, porque otra cosa sería lo mismo que poner en la calle una ordinariez. Poco importa ya si pensamos que nuestra Fe más que procesionar debería arrastrarse por el suelo como la baba de un caracol, porque nos dedicamos al simulacro señoras y señores, al teatro, no porque representemos una mentira sino porque nos falta Fe para representar la Verdad, la Verdad de la buena. Si no podemos ser extraordinarios como la Mujer-Mater Dei parezcámoslo al menos como la mujer del Cesar.


El Mater Dei será una procesión extraordinaria porque la Fe, tanto si se tiene como si se busca, extraordinaria es. Ya no hay marcha atrás, las decisiones, buenas o malas, están tomadas. Ya no hay tiempo, ni resquicio alguno para lo ordinario en Málaga.  

jueves, 5 de septiembre de 2013

MI CIVILIZACIÓN


El 19 de agosto de 1487 retornó a una Málaga de ortodoxia islámica y minoría judía la Civilización que faltaba, la tercera, la necesaria para conformar al Dios Único, Mediterráneo pero Universal, Alianza de Civilizaciones. Retornó mi Civilización, que es la cristiana, no lo niego ni lo oculto, pues no soy de otra, ni tampoco árbitro de las tres, que es lo mismo que no ser de ninguna.

Mi Civilización no la introdujo en Málaga Fernando el Católico previo asedio. Fernando trajo el reino del monta-tanto-tanto-monta que ya planeaba poner bajo su yugo con flechas civiles y eclesiásticas a judíos y musulmanes. Mi Civilización la trajo otra Reina, una que no compartía tienda con lanzas ni espadas. Mi Civilización atravesó las murallas de Málaga sentada en un pollete y sin armadura, alumbrando su cara de porvenir con mechas que no explotaban. La Civilización victoriosa era la de una Mujer de Palestina, Cristiana y Judía, que dicen recorrió Oriente Próximo desde Egipto a lo que ahora llaman Turquía, derramando primaveras árabes antes de que naciera el profeta Mahoma. Victoria se llamaba, como Victorioso era su Hijo, mi Civilizador, el Rey que ganaba batallas dejándose derrotar.


El podio de la Reina Victoria no tiene escalas para vencedores o vencidos, para civilizaciones con medallas de plata o de bronce, lo levantan del suelo unos ángeles desarmados bajo nubes de yeso y estrellas de espejo. Mi Civilización la trajo a Málaga la Virgen de la Victoria, sin asedio, sin misiles, sin armas químicas, sin pruebas nucleares, en contienda pacífica. Lo reconozco, con su victoria yo también gané, porque su triunfo es el mío. De Ella es mi victoria, de Ella mi Civilización, porque de Ella es la victoria de todos los que quieren vivir en Paz, la Victoria de los inocentes, la única Victoria posible. La Alianza definitiva.