miércoles, 24 de febrero de 2016

CONFESIONARIO


Es para mí todo un reto ser bloguero cofrade. Puentiferario está construido sobre un río seco con los palillos de dientes de un sinfín de contradicciones que combaten inestables.

            Pretendo al escribir agitar al personal pero no consigo muchas veces ni despertarme a mí mismo. Quiero que todo cambie pero que en esencia se mantenga, es decir, que ni Dios sabe bien lo que realmente quiero. Desecho continuamente ideas porque pueden resultar ofensivas aunque asumo que para decir lo de siempre, y como siempre, mejor desmontar y callar. Trato de opinar sobre lo bueno a sabiendas de que sin una puyita de vez en cuando lo bueno se juzga como adulación. Por supuesto no es de recibo hablar mal de otras hermandades cuando no hago lo propio con la mía, y de la mía no voy a referir en un blog lo que no cuento en un cabildo.

            En realidad, como aquél, yo estaba aquí para hablar de mi Virgen, sin embargo no lo hago para no parecer cansino, otras lo descarto por temor: cualquier día la cago bien cagada y no quiero que ni una mota de polvoferario empañe el cristal de su capilla. Si hablo de la Semana Santa de Málaga creo que no intereso a mis amigos sevillanos, si hablo de lo suyo me meto donde no me llaman. 

            Cuando detecto mi beligerancia en ciertos temas me contengo para no imponer mi criterio, soy cabezón pero llego a la conclusión de que la Semana Santa no es mía, afortunadamente para la Semana Santa. Cuando me llevan los demonios, algo bastante habitual, con lo que eso me inspira… les corto el rollo a base de valeriana para parecer ligero. Busco como un minero pepitas de chistes bajo las piedras para ser simpático aunque tenga un humor de perros. Cuando doy rienda suelta a mis creencias me avergüenzo, todos tienen (o no tienen) las suyas y no van por ahí pregonándolas. Si me pongo místico no quiero escribir un sermón, si metafórico no quiero que parezca un poema. Lo de dármelas de erudito sin serlo no tiene perdón de Dios. Escribo cada post como si fuera el último y así, con este plan, llevo 143 con éste.

miércoles, 17 de febrero de 2016

POTENCIACIÓN

            Como el patibulum y el stipes de tu cruz conforman las viñetas de una historia magnífica, quiero regalarte, mi Cristo del Perdón, estas humildes potencias de globos de diálogo, a falta de otras mejores, para que todos sepan Quien eres y lo que proclamas al mundo.


miércoles, 10 de febrero de 2016

ROMPO UNA LANZA


Quiero romper una lanza por el Cristo de la Sangre de Málaga. No es la lanza de Longinos, más quisiera, esa lanzada postmortem y su tormenta perfecta de sangre y agua no pueden ya remediarse. Es otra la lanza que rompo, la lanza de la escasa justicia artística reconocida a una imagen sobresaliente.

            Paco Palma sabía lo que se hacía. En 1938, antes casi de ser imaginero, ya había entregado el Cristo de los Milagros. En 1941 demostró que dominaba con soltura las depuradas formas del mejor barroco con el coetáneo Cristo de la Buena Muerte. Por tanto fue la libertad creativa y expresiva de Palma la que parió al Cristo de la Sangre. Palma Burgos sabía lo que se hacía porque era hijo de su padre, Palma García, quien había revolucionado la escultura en madera con su novedosa y devota imagen de la Piedad. Palma Burgos no era de los que se andaban con remilgos cuando quería y le dejaban, realizaría imágenes sorprendentes como el Cristo de la Noche Oscura de Úbeda (1966).

            En este punto pido que antes de enjuiciar la hechura de la obra acudan al próximo Museo Jorge Rando, que se dejen sorprender por las esculturas expresionistas de Ernst Barlach (1870-1938) que, ya por poco tiempo, llenan de genialidad sus salas. Parece escrito por el destino, allí verán un Crucificado y una Piedad (conformando un mágico triangulo Mercedarias-Capilla del Molinillo-San Felipe Neri) y además encontrarán un  nuevo parámetro para mirar al Cristo de la Sangre a los ojos cerrados distinto del manido neobarroco.

            Viendo las obras primarias y expresionistas de Barlach el Cristo de la Sangre cobra sentido, a pesar de encontrarse estilística, cultural y geográficamente muy distante. Se comprende la geométrica tensión muscular de sus brazos, la letra “Y” que dibuja el rigor mortis de su cuerpo en la cruz, componiendo, más que copa jansenista, un tirachinas que lanzara su cabeza al mundo, no hay lanza ni centurión que puedan con el escudo de esa titánica fortaleza después de muerto, se comprenden esas manos como ganchos que parecen arañar el aire o agarrar la vida (Picasso las pintó parecidas cuatro años antes en su Guernica), también esas guedejas de pelo que resisten en formación, como un casco, al viento de guerra que sopla en el Calvario….  

            El Cristo de la Sangre derrocha personalidad a pesar de la sombra enorme que le hace su enorme trono, a pesar de su grupo de misterio con caballo de tiovivo que hunde su santa cruz en la tierra con cada relincho (sin incluir, el clasicismo indiscutible de su Madre Dolorosa al pie de la cruz). 

            Este viernes podré contemplar al Cristo de la Sangre al margen del trono y grupo que le tocó en suerte, imaginaré la posibilidad de que le hubieran tocado mejores cartas en la partida de siete y media que juega con el mundo, mejor sota, caballo y trono, soñaré un grupo y un paso a su expresionista semejanza, como llevo soñando otro tanto para su modernista Madre y Vecina Virgen de la Piedad.

miércoles, 3 de febrero de 2016

CONTRACORRIENTE



            Siento pena por la flor exótica importada, confiada en su amniótico invernadero, ignorante de que será pronto flor cortada y cara, vida sesgada.

            Me compadezco con las injusticias de los artesanos, quitándose horas de sueño y de televisión para poder entregar sus encargos de oro y plata en plazo. Las cofradías tiranas no perdonan, y seguro que hasta pagan mal.

            ¡Pobres abejas polinizadoras sin hogar! Sus colmenas destrozadas, sus celdas convertidas en escombros de fundición de cera virgen.

            Las nubes de incienso me recuerdan la niebla en la carretera, encima estoy resfriado y no huelo.

            Confundo los bombos de las bandas ensayando con los truenos de la tormenta del viernes. Vibran los cristales con esa marcha que se pondrá de moda como con el terremoto.

            ¡Clama al cielo ver esos estampados de la ropa de la sección de señora! Reclamos de colores chillones desaprovechados, escondidos como los escotes bajo los abrigos por el relente previsible del inmediato Domingo de Ramos!

            ¡Y esos niños de Dickens formando cola para hacerse el capirote una fría tarde de febrero…! ¡Se me parte el alma! 

            Te lo ruego Semana Santa, no vengas todavía, dame un poquito de tiempo. Demórate aunque sea media luna, que los altos instintos y las bajas pasiones hibernan aún en su madriguera, que los sentidos aún duermen junto a la estufa apagada, que aún no soy lo suficientemente niño, que aún no tengo la suficiente fe, que más que puente soy salmón contracorriente.