jueves, 7 de marzo de 2013

EL PRIMER PREGÓN DEL SILENCIO



Estaba yo pensando que este blog habría también de sumarse a la dinámica cofrade cuaresmal presentando su cartel y dando su pregón.

Después de unas esquizofrénicas discusiones, el equipo directivo ha llegado a la conclusión de que ofrecerá a su selecta audiencia cofrade EL PRIMER PREGÓN DEL SILENCIO EN LA SEMANA SANTA, del que ya les presentamos su funcional cartel.

El pregón tendrá lugar, Dios mediante, en un día y hora sin determinar, puesto que al ser un pregón silencioso no necesitará de convocatoria, ni tendrá orador, ni tampoco declaración arrebatada que proclamar. Cada seguidor podrá fijar para el pregón la hora que más le convenga, si bien se recomiendan las últimas horas del día.

El pregón del silencio, como todo buen pregón silencioso que se precie, se lo dará uno a si mismo. Tendrá su presentación, consistente en un riguroso examen cuaresmal de conciencia. Probablemente algunas presentaciones resulten demasiado largas pero no importa, en este pregón cuánto más largas sean las presentaciones-exámenes de conciencia mejor (servirán para recordar todas aquellas situaciones en las que debimos guardar silencio y no lo hicimos y también todos nuestros silencios cómplices con las injusticias).

La estructura del pregón no diferirá mucho de las habituales: se recorrerá silenciosamente una por una cada una de las cofradías, pero las hermandades se verán de otra manera, en un absoluto silencio, como en una gran obra de teatro a cuya conclusión el público rompe con palmas, “¡oles!”, “¡vivas!” y “¡guapas!.

El pregón del silencio también tendrá sus puntos álgidos: corresponderán a aquellos silencios compartidos (por niños, jóvenes y mayores) que traspasan los poros y ponen la carne de gallina, esos instantes de emoción silenciosa o de alegría contenida previa a explotar, los momentos de absoluta consciencia colectiva de lo que se está presenciando.

            El silencio del pregón permitirá percibir detalles del cortejo nunca vistos, vivir cada nota de la música, cada instrumento, percibir el esfuerzo anual de otros ante nuestros sentidos, revalorizar los sentimientos de los nazarenos y hombres de trono (también denunciar las ansias de protagonismo de algunos ruidosos intervinientes), todo ello en el marco del escenario de la ciudad, a la que debemos mirar, querer y cuidar todo el año.

Con un poco de suerte algunos silenciosos pregonados pueden trascender toda esa realidad sensorial y llegar a sentir a Dios, o al menos anhelar su presencia, éste sería el mayor éxito del Pregón del Silencio.

            Se buscan patrocinadores para empapelar de carteles silenciosos toda la ciudad, también se publicarían unos itinerarios de calle y evitar así los siempre antipáticos “¡Ssshhhhh…!” más ruidosos que efectivos. 

(Gracias a La Jábega por la inspiración)

4 comentarios:

  1. El silencio es tan importante como la música, porque sin el no tendríamos música.

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    1. En silencio vi yo a tu Cristo en su capilla de Albaida del Aljarafe, en silencio escuché también tu banda de la Oliva de Salteras. El silencio que mi amigo Manuel se merece. Un abrazo.

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  2. No hay mejor compás o melodía que la del silencio, y que dificil resulta escucharla a veces.

    Me uno a tu pregón del silencio, que sin saberlo, he practicado cada día del año. Me encantaría escucharlo en el Cervantes, pues solo en ese pregón podría escucharse el sentimiento de una marcha, de una saeta sin amplificador, el de los vellos que se erizan o el del crujir de la madera tallada que en nuestro caso representa a Dios.

    Me encantó la entrada. Chapó.

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    1. Gracias Pepe. Te diré que este pregón me ha servido a mi mismo. Me he autodisciplinado este año en estar más silencioso y tratar de contagiarlo a los demás. Espero que cada vez nos salga mejor.

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