Este año tendremos dos
carteles oficiales en la Semana Santa
de Málaga. Uno en relieve, pintado
sobre diversos materiales, que como gotelé casero servirán para esconder sus
evidentes limitaciones artísticas y publicitarias, destinado a figurar sobre
los muros del ente agrupacional, con probable bolo previo en FITUR. El otro cartel será una fotografía del
anterior, una copia barata en papel, debidamente patrocinada, al alcance de
todos, una fotografía a color de una pintura gris.
El primer cartel fue presentado con
boato para los ombligos de la máxima institución cofrade malagueña, los miembros
de la administración pública y los de las empresas patrocinadoras, que pudieron
así desfilar sonrientes como carteles humanos en el photocall del Teatro
Echegaray, telón del gran teatro del mundo, sin las cortapisas democráticas de
un ayuntamiento, casa y casona abierta a todos. El segundo cartel fue anunciado a la vez para los 35 cofrades de a
pie que, sin patrocinio ni postín, además de hacer Semana Santa hicieron ese
día cola para acceder a las migajas impresas de un evento antes abierto a
todos.
El primero es un cartel de empresa para
ciegos cofrade, que podrán recorrer su tan poco cartelística textura en braille
con las yemas de los dedos de unas manos que habitualmente cuentan billetes y
votos, o con las que se agarran a la cuerda de trepar. El segundo cartel, lamentablemente, pasados un par de días apenas
conseguirá que los que no sean devotos de la Soledad de Viñeros levanten la vista de la fruta en
el puesto del mercado. El cartel patrocinado será pronto eclipsado por coloristas
imágenes menos pretenciosas que la oficial.
En el
cartel de este año lo primero que se lee no es “Málaga Semana Santa 2016” , lamentablemente es un frío añadido de imprenta que
deja claro que queda “prohibida su reproducción total o parcial”. Es
por ello que no lo reproduzco aquí sin permiso, dejo el enlace como legalmente
corresponde. Enlace.
Suplo la
excepción con este otro cartel, el que anuncia la exposición temporal “Carteles
de Artista” que puede contemplarse hasta el 21 de febrero en el Museo Carmen
Thyssen por el precio de tres cervezas. Muy recomendable su visionado para
aquellos que en la
Agrupación de Cofradías deban elegir el cartelista en años
venideros.
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