EL CRISTO DEL PERDÓN ES MI COLEGA
CAPÍTULO I
MÁLAGA
Diario malagueño La
Unión Mercantil , artículo publicado en Septiembre de 1927:
"... la vieja capilla que
erigió en el estribo del Puente de Santo Domingo la piedad de un vecino llamado
Juan Valverde, allá por los años de
1680, ocupando la
Silla Episcopal de la Diócesis , Fray Alonso de Santo Tomás.
Uno de los parajes más peligrosos de
la ciudad era aquel, que por su vecindad con las playas, y la concurrencia, por
tanto, de gente extranjera, de vagos, y de merodeadores que, a las ganancias
del tráfico acudían, contaba en su recinto el mayor número de tabernas y
figones, en los que saciaban su buen apetito numerosos concurrentes de aquella
calaña, entre ahumadas paredes, sobre menguada mesa y sucio mantel, y apuraban
hasta el exceso el ya adulterado vino de los montes.
De allí surgía la continua pendencia, que tenía siempre, como obligado
final, la riña a mano armada; allí se concertaban los robos y secuestros, y
rara era la mañana en que madrugadora vieja dejara de santiguarse ante el
cuerpo inerte de algún desdichado, cosido a puñaladas horas antes, por
desconocida mano.
Al retirarse una noche a su domicilio, Juan Valverde, honrado vecino de
aquellas cercanías, fue acometido por dos fornidos jayanes, que puñal en mano,
le desvalijaron de cuanto dinero llevaba y hasta de las ropas con que se
cubría. Maltratado y desnudo, la víctima del atropello iba ya a dar gracias a
Dios por no haber pasado de aquellos límites el desafuero cuando uno de los
rufianes, esgrimiendo el arma como para dar el golpe de gracia, levantó el
brazo y exclamó:
-¡Esto para que no nos
conozcas!
En aquel instante, Valverde se encomendó a Cristo Crucificado, y,
perdiendo el sentido cayó redondo. Antes de consumar el asesinato una ronda de
alguaciles asomando en lo alto de la escalinata del Puente, ahuyentó a los
bandidos que se perdieron en el laberinto de oscuras callejas que afluían a
aquellos lugares. Cuando Valverde volvió en sí, postrado de hinojos, ofreció
labrar en aquel mismo sitio una capilla, donde recibiera perpetuo culto una
imagen del Redentor. Y poco tiempo después, las campanas de todas las iglesias
de Málaga, anunciaron una mañana la erección del pequeño templo, que se llamó,
en un principio, del Cristo del Perdón."
Casi todas
las cofradías tienen principios míticos, la mía también. En esa capilla (que
fue demolida a principios del siglo XX) recaló la Virgen de los Dolores, por
eso la del Puente, arrastrando tras de sí otro no menos mítico origen, el de un
rosario callejero de tiñosos, pero eso ya es otra historia… Quedaos con el
relato de ese pobre Juan Valverde, muerto de miedo en el trance de perder su
vida, y con las consecuencias del milagroso suceso atribuido a la
intermediación del Crucificado: la edificación de la capilla, el culto al
Cristo del Perdón y la posterior reorganización de mi cofradía.
CAPÍTULO II
LOS ÁNGELES (EEUU)
Veamos
ahora lo que le aconteció a un “Juan
Valverde” de Texas, recién llegado a Los Ángeles, de nombre Van Zan Frater. Traduzco, como
buenamente puedo con la ayuda del traductor de Google, su historia, según
relato de la pagina web http://www.jesusismyhomeboy.org/
)
“Van Zan Frater era un joven tejano mudado a
Los Ángeles. Eran principios de los 80, un tiempo de grandes oportunidades y él
estaba listo para buscarse un lugar en el mundo. Apenas se familiarizaba con su
nueva ciudad, entró en un parking de una tienda de licores de South Central
(Vendría a ser como la calle Marqués de Los Ángeles) para usar un teléfono público. Confiado bajo la guardia.
Un grupo de jóvenes matones cayeron sobre él tan pronto bajo del
automóvil buscando demostrar su incipiente hombría. Van Zan (aunque negro) era un blanco fácil para esta cuadrilla de
la calle, entre todos lo golpearon con los puños, y una vez en el suelo lo siguieron
pateándolo desde todos los ángulos, su sangre salpicó sus zapatillas sucias.
Van Zan hizo el vano intento de
levantarse pero fue derribado por un fuerte golpe en la cara. Su visión se puso
roja, sus pensamientos negros. Estaba seguro de que iba a morir allí, en ese
estacionamiento, en ese asfalto arenoso. Alguien derramó una botella de soda
cerca de su cara, podía oler su dulzura evaporándose rápidamente en la calurosa
tarde de Los Ángeles. Sintió el cañón de una pistola como un beso frío en la
sien y entonces alguien murmuró: "Mátalo", "liquídalo"
Van Zan angustiado gritó clemencia pero los matones que lo rodeaban en
círculo no escuchaban sus palabras gritando como bestias. "Mátalo, colega!
Mátalo! ". Van Zan levantó entonces las manos, con las palmas hacia el
cielo, y dijo:
" Jesús es mi colega"
Van Zan repitió: "Jesús es mi colega y también tu colega", y
señalando varias caras al azar insistía: "y tu colega, y el tuyo...".
"Jesús es mi colega y el vuestro". Clavó los ojos en el joven que aún
sostenía el arma en su cabeza y le dijo: "Jesús es mi colega".
" ¿No lo sabes? ", dijo el pistolero," Jesús es mi colega".
Entonces él se retiró, y tras él uno a
uno el resto de la multitud
Van Zan se salvó por el poder milagroso de este mensaje simple. Él se
sentía en el deber de compartirlo con el mundo de alguna manera. Con este fin,
junto a un amigo, se dedicó a crear una imagen para simbolizara sus palabras.
Quería una imagen sin raza, credo o color. Él quería que fuera una imagen
neutral con la que cualquiera se pudiera identificar. Después de muchos
intentos, obtuvieron la imagen correcta y serigrafiaron camisetas que vendían
en un parque local. Las camisetas se hicieron populares hasta convertirse en la
imagen oficial de las conferencias de paz celebradas por las bandas a finales
de 1980.
Van Zan registró los derechos de autor sobre "Jesús es mi
colega" y planeó iniciar la fundación del mismo nombre, dedicada a ayudar a
las víctimas inocentes de la violencia de las pandillas.”
CAPÍTULO III
CONCLUSIONES FINALES
En primer
lugar, la frasecita en cuestión es “Jesús
is my homeboy” que me he permitido traducir por “Jesús es mi colega” si bien no tiene exacta traducción, podría
servir compadre, tío, quate, primo, etc…
La cuestión es que, a pesar de
que los hechos acontecieron en los años 80, la fundación “Jesús is my homeboy”
no aparece constituida hasta el 2007, por lo que deben haberse vendido muchos
miles de camisetas de finalidad social discutible. No debe ser una marca muy
famosa, debe ser más bien un icono pop, como el popular cartel de “Se Busca”
con la imagen de Cristo, la efigie del Che, o el muñeco de Elvis del
salpicadero.
En resumen, que en EEUU si que
saben “rentabilizar” las salvaciones milagrosas in extremis: menos capillitas y
cofradías y más camisetas.
En este mundo de sobres, de eres,
de ferias turísticas que ponen en un mostrador a la venta nuestras procesiones,
me quedo con Juan Valverde, le
dedico este post como sincero homenaje, porque gracias a él, a su desinterés, a
su entrega y a su agradecimiento, EL CRISTO DEL PERDÓN ES MI COLEGA.
A fin de ilustrar este internacional
post, acompaño la serie de fotografías que el fotógrafo pop-kitsch David Lachapelle expuso en su momento sobre
dicho lema “Jesús is my homeboy”, es
decir, que no tienen que ver con la marca registrada y sí con el icono pop en
el que “Jesús is my homeboy” se ha
convertido. La serie la completo con una polémica instantánea tomada por
Lachapelle a Courtney Love, viuda
del cantante de Nirvana Kurt Cobain,
a fin de dar el toque mariano con el que siempre me gusta acabar todo post.
Estimado amigo, cuando a Jesús se le ve como colega es que estas muy cerca de Él.
ResponderEliminarEnhorabuena.
A veces, para llegar a ser colega del Cristo del Perdón hay que pasarse por la Albaida del Aljarafe. Allí está el Cristo del Perdón.
Eliminar