1. La silueta de las esquinas pasará del cóncavo al convexo.
Los Hermanos Caballero suprimen las ménsulas del trono de la Paloma , habituales en los
grandes tronos malagueños (Esperanza, Soledad de Mena…) que sabiamente
colocadas dan ligereza al conjunto y nos retrotraen a los tradicionales contornos
del trono de carrete. Los hermanos Caballero desconocen estas formas, les
resultan extrañas, por lo que rematan las esquinas a la usanza de los clásicos canastos
sevillanos, tal y como podemos ver en otras
obras de este taller en Málaga (tronos de Salesianos o Esperanza en su Gran
Amor).
2. Castellanos es escrupulosamente fiel a las líneas
maestras del trono de Pérez Hidalgo, acentúa como él las líneas rectas del
cajillo, compensando así el personalísimo perfil sinuoso del frontal. El
conjunto se realza, evitando la confusión de recientes tronos que no se sabe si
se están viendo de frente o de lado. Los Hermanos Caballeros no sufren de horror
vacui, están verdaderamente acojonados de dejar la más mínima superficie sin
decorar, lo que diluye los elementos arquitectónicos.
3. El trono de Pérez Hidalgo, como el de Castellanos,
utiliza como recurso decorativo, y absolutamente distintivo, una especie de barandilla,
un dosel exento que recorre horizontalmente la base del cajillo. Su función es teatral
y decorativa, pero solo es útil si el fondo sobre el que se superpone es un
paño liso o escasamente decorado. Los hermanos Caballero no comprenden este
elemento y sobredecoran el cajillo como si no hubiera un mañana, lo que dará el
mismo efecto que ponerse una corbata de flores sobre una camisa estampada. El
elemento más característico del trono de la Paloma perderá la razón de ser, sobrará.
4. Si no fuera bastante lo anterior, todos los restantes
elementos decorativos aparecen rediseñados y alterados en formas y proporciones,
llenando de efectismos innecesarios la elegancia del conjunto de Castellanos,
fiel al espíritu de Pérez Hidalgo. Castellanos admiraba a Pérez Hidalgo,
particularmente su trono de la
Paloma , dudo que los Hermanos Caballero lo hayan siquiera visto
en la calle y aún más que les gusten sus hechuras, sus grandes volúmenes y
líneas maestras, pues su dibujo evidencia que se avergüenzan de ellas y las
evitan.
5. Para finalizar, el trono de los Hermanos Caballero no
será nunca el trono que (salvo los arbotantes) dejo completamente diseñado Jesús
Alberto Castellanos Guerrero para la posteridad, el aprobado por cabildo de hermanos
en 2010. No será el trono póstumo de una personalidad indiscutible de la Semana Santa de Málaga que
cuenta con calle en su callejero. La
Paloma no solo cometerá un grave error estético, olvidando las
líneas maestras del emblemático trono de Pérez Hidalgo que Castellanos
consolidaba, sino también un error histórico, insultando la memoria de quien mejor
conocía, comprendía y amaba la Semana Santa
de Málaga de su generación.
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