Admiro al
músico norteamericano Sufjan Stevens, no por ser cristiano comprometido, sino
por ser un músico impresionante. Lo cito: “No se trata tanto de que nuestra
fe influya en nuestra música, como que nuestra fe vive en nosotros”. ¿Acaso
no es esto también música comprometida?
“Cuando llevaron a los tres discípulos a la ladera de la montaña para rezar
Su expresión se modificó, sus ropas estaban en llamas
Dos hombres aparecieron, Moisés y Elías vinieron
Estaban a su lado
La profecía, la legislación habló sobre cuándo él moriría
Entonces allí salió una palabra
De lo que se lograría en aquel día
Entonces Pedro habló, para hacer de ellos un tabernáculo
Una nube apareció en su gloria como un galardón
Cayeron al suelo
Una voz llegó, la voz de Dios
La cara de Dios, cubierta por una nube
Lo que él les dijo
La voz de Dios: el hijo más querido
Considerad lo que él os dice, considerad lo que está por llegar
La profecía fue condenada a muerte
Fue condenada a muerte, como lo será el Hijo
Y mantened vuestra palabra, disfrazad la visión hasta que llegue la hora
Perdida en la nube, una voz: ¡No temáis! ¡Estamos cerca!
Perdida en la nube, una señal: ¡Hijo del hombre! ¡Vuelve tu oído!
Perdida en la nube, una voz: ¡Cordero de Dios! ¡Estamos cerca!
Perdida en la nube, una señal: ¡Hijo del hombre! ¡Hijo de Dios!”
Mi admiración por el autor del álbum “Illinois”, o
el más reciente "The Age of Adz", me sirve de excusa para plantearos un fenómeno
prácticamente desconocido en España y sin implantación en la avanzadísima y
progre Europa (con alguna significativa excepción nórdica) el del POP
CRISTIANO, esto es, el comprometido con la fe, mayoritariamente protestante,
aunque no siempre. El rock cristiano provocó en el año 2001 un volumen de
ventas de casi setecientos cincuenta millones de dólares (más que lo supuso la
música jazz, new age y clásica juntas). Cuenta con compañías dedicadas en
exclusiva al género, emisoras de radio, listas de ventas, festivales
multitudinarios y miles de grupos. Es decir, no hablamos de cintas de
gasolinera sino de palabras mayores. La música cristiana no está vinculada a un
estilo concreto, como el gospel o la música pop, sino también el heavy metal,
el dance, el hip hop…
Reconozco que siempre me he mostrado a la
defensiva al respecto, presiento campañas puritanas, intereses políticos o
comerciales, que evidentemente los habrá pero, entre este maremagnum, como en
todo, hay también libertad y creación comprometida con las creencias, de forma
natural, espontánea, sin intereses bastardos.
Que extraña resulta esta realidad aquí, en el
país de lo políticamente correcto, donde es impensable una letra abiertamente
religiosa que no sea objeto de burla, y lo que es peor, donde posiblemente esa
canción vinculada abiertamente a un credo no será radiable, ni programable, ni
publicable, ni vendible. A lo más que hemos llegado es a incluir frases de
calado como “Ave María cuando serás mía…” y obligados por la necesidad
de la rima consonante.
¿Creéis que exagero? ¿Queréis ejemplos? Muy
apartada está de Sufjan Stevens mi paisana Diana Navarro, la saetera, la que llegó
a posar tal que así en un cartel de la Semana
Santa de Málaga firmado por Antonio Montiel.
Versión 1, políticamente incorrecta.
Versión 2 . Políticamente correcta.
Ya va siendo hora de perder la vergüenza, quien la tenga, y bailar, si la pinchara el DJ, una oda en español al rezo del rosario, como la que publicó en inglés el grupo, nada minoritario, Book of Love en los años 90.
Contando el rosario
Contar 1-2-3
Contando el rosario
Fácil como el ABC
Contando el rosario
La felicidad y el amor
Reedición y ampliación del post publicado el 29 de Junio de
2011 en Pasión en Sevilla
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