jueves, 5 de septiembre de 2013

MI CIVILIZACIÓN


El 19 de agosto de 1487 retornó a una Málaga de ortodoxia islámica y minoría judía la Civilización que faltaba, la tercera, la necesaria para conformar al Dios Único, Mediterráneo pero Universal, Alianza de Civilizaciones. Retornó mi Civilización, que es la cristiana, no lo niego ni lo oculto, pues no soy de otra, ni tampoco árbitro de las tres, que es lo mismo que no ser de ninguna.

Mi Civilización no la introdujo en Málaga Fernando el Católico previo asedio. Fernando trajo el reino del monta-tanto-tanto-monta que ya planeaba poner bajo su yugo con flechas civiles y eclesiásticas a judíos y musulmanes. Mi Civilización la trajo otra Reina, una que no compartía tienda con lanzas ni espadas. Mi Civilización atravesó las murallas de Málaga sentada en un pollete y sin armadura, alumbrando su cara de porvenir con mechas que no explotaban. La Civilización victoriosa era la de una Mujer de Palestina, Cristiana y Judía, que dicen recorrió Oriente Próximo desde Egipto a lo que ahora llaman Turquía, derramando primaveras árabes antes de que naciera el profeta Mahoma. Victoria se llamaba, como Victorioso era su Hijo, mi Civilizador, el Rey que ganaba batallas dejándose derrotar.


El podio de la Reina Victoria no tiene escalas para vencedores o vencidos, para civilizaciones con medallas de plata o de bronce, lo levantan del suelo unos ángeles desarmados bajo nubes de yeso y estrellas de espejo. Mi Civilización la trajo a Málaga la Virgen de la Victoria, sin asedio, sin misiles, sin armas químicas, sin pruebas nucleares, en contienda pacífica. Lo reconozco, con su victoria yo también gané, porque su triunfo es el mío. De Ella es mi victoria, de Ella mi Civilización, porque de Ella es la victoria de todos los que quieren vivir en Paz, la Victoria de los inocentes, la única Victoria posible. La Alianza definitiva.

2 comentarios:

  1. Pienso guardar esto entre mis apuntes preferidos de Federico García Lorca Lorca, Dante Alighieri o Gabriel García Márquez.

    ¡Vaya obra de arte!

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    1. ¡No digas esas cosa por Dios!
      No tiene más mérito que tratar de nuestras raíces, del origen de lo que ahora somos.
      Un fuerte abrazo amigo. Gracias por leer y por decirme que te gusta.

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