sábado, 21 de marzo de 2015

DESEPTENARIO


1º. La profecía de Simeón (Lc. 2, 22-35).

Ni puñetero caso Señora. Simeón profeta era, yo no lo niego, pero de mala follá andaba bien sobrao. ¿No te dijo que Tu Niño estaba puesto para ruina y resurrección de muchos en Israel? Pues quédate con eso que es lo importante, ésa es la predicción, lo otro de la espada que te traspasará el alma es una inconveniencia de un viejo chocho que bien se la podría haber ahorrado. Estamos contigo, seremos tu escudo de tergal negro. Si te traspasan el alma tendrán que llevarse antes la nuestra por delante.



2º. La persecución de Herodes y la huída a Egipto (Mt. 2, 13-15).

Mira qué trono Señora, qué peana dorada llena de árboles y espejitos, qué bonita es la letanía que se enrolla en las barras de su palio cuajado de rosas de plata… Vehículo todo tuyo y en Tu honor. Ya no hay burro con el que recorrer Asustada los caminos polvorientos. No tengas miedo a la persecución. Te juro por mi vida que a Tu Hijo, el mayor de los Santos Inocentes, no lo encontrará Herodes, que crecerá Sano, Santo y Sabio. No sufras, te lo pido por favor.



3º. Jesús perdido en el Templo por tres días (Lc. 2, 41-50).

Escúchame lo que te digo. Si Tu Niño se Te escapara un día y no Lo encontraras ni Te vayas a preocupar, no quiero ni una lágrima. Tú Tranquilita. Cuando pasen tres días Te vas a buscarlo al Templo porque allí estará haciendo Sus cosas. Lo de los tres días es importante. Si no me crees puedes ir a escucharlo a escondidas con San José, verás cómo se sorprenden todos con las cosas que dice.



4º. María encuentra a Jesús, cargado con la Cruz (Vía Crucis, 4ª estación).

Borra de Tu memoria esta escena. Son gajes del oficio de Dios. Si hasta son duras las pruebas físicas para opositar a policía ¿cómo no va a causar un “poquito” de dolor la redención del mundo? No sé bien ni lo que digo, enfádate conmigo por blasfemo si quieres, lo tengo merecido, pero borra de Tu memoria esa escena de la calle de la Amargura.



5º. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn. 19, 17-30).

Ya sé que no es buen momento, perdona si soy inoportuno, pero ¡mira lo que te he traído! Estoy dispuesto a remover el mundo en busca de cualquier cosa que te haga feliz.




6º. María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc. 15, 42-46).

No llores, te lo ruego, si lo sabes Tú mejor que yo. Que en realidad Lo estás acunando, que esto es un sueño profundo del que va a despertar. Este sexto puñal que luces es de mentira, es una joya de orfebrería ¿no ves que no se clava? ¿que es de quita y pon? Ese puñal duele como duelen las pesadillas. Todo pasó hace tiempo aunque el dolor siga presente. El filo de este puñal es una extremidad fantasma que se siente una vez amputada.



7º. La sepultura de Jesús (Jn. 19, 38-42).

Esta espada de dolor es de acupuntura, no duele, cura. Estás rodeada de amor. María enciende velillas en la capilla, la gente de toda condición pasa por delante y se santigua. Espera como Tú su tercer día. Solo Tu felicidad puede ser su consuelo. Tu felicidad será su certeza. No sufras Señora, déjame que con cuidado, de rodillas, suplicante, este enamorado desvergonzado te arranque Tu última espada, que descuente Tu último dolor, poniendo fin a Tu deseptenario.


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