El Salvador
está al caer.
El Señor del Cielo irrumpirá a
bordo de su bola de demolición del pasado y de construcción del futuro. Su
columpio espacial desplegará tanto amor que al aterrizar ni una caña cascada
quebrará, ni un pabilo vacilante apagará.
Entrará en la atmósfera a golpe
de las contracciones de sístole y diástole de un corazón puro, aún sin
traspasar, al que el anciano Simeón se encargará de asestar en breve la primera
estocada de siete.
Pondremos a disposición del Niño
Astronauta nuestros portales (ya está al tanto que hasta Semana Santa no puede aspirar
a más). Se calentará con el aliento cálido que desprenden nuestras basuras a
medio consumir en sus contenedores de color oro, incienso o mirra, dependiendo.
Aunque parezca increíble, el
Salvador está al caer.
Feliz Navidad.
Imagen: "Ego dormio, et cor meum vigilat". Alonso Cano
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