viernes, 27 de mayo de 2016

CICERONES COFRADES, OS NECESITO


Por favor cicerones, necesito vuestro asesoramiento profesional urgente. Me gusta ser amigo de mis amigos cofrades de fuera y recorrer con ellos la ciudad y sus cosas pero me veo en serios atolladeros de los que no sé cómo salir.

Por ejemplo, todos quieren ver al Cautivo, no hay manera de quitárselo de la cabeza, y no sé cómo esconderles los solares de su barrio, especialmente los de calle Trinidad, tampoco los de la plaza de San Pablo si como alternativa entro por Mármoles. Me quedo en blanco cuando me preguntan por qué no entramos por la puerta principal del templo y se forman esos follones en la puerta trasera al salir de misa, hasta algún atropello hemos visto. Antes les decía que estaba la puerta rota pero ya no cuela.

Otra cosa, algunos, los muy jodidos, se me escapan solos por la mañana y se meten por las callejas de la zona Norte de Carretería, los pobres se creen que es centro histórico. Mira que les tengo dicho que por ahí no vayan, que hay obras, que aunque parezca y deba ser centro en realidad no lo es, pero me salen con que quieren ver la casa de Cánovas del Castillo… ¡la casa de Cánovas del Castillo! ¡manda narices!. Me muero de vergüenza cicerones. ¿Qué hago?

Y después está el tema de la Cruz Verde y Lagunillas… con esto de las redes sociales los de fuera se enteran de todo, han leído que es un barrio pintoresco, que por ahí pasa la gloria bendita del Rocío y quieren conocerlo a la vuelta del Santuario de la Victoria. Lo paso fatal, sobre todo cuando por la hora no hemos tomado antes un par de cervezas o cuatro, algo que siempre me ayuda a hacerles la vista gorda ante la ruina.

Cicerones, ¿qué ruta alternativa me proponéis para llegar a la capilla de la Piedad en el Molinillo desde San Felipe Neri? Una con pocos solares, por favor

Ya por último, que no os quiero cansar porque si sigo no paro…, cuando os preguntan por el solar al lado de San Pedro donde aparcan los coches, por el del hotel NH al lado de Santo Domingo, o por el que está frente a la Iglesia de Santiago ¿qué les contáis vosotros? ¿Les mentís? ¿Qué mentiras me aconsejáis?

Venga, me despido, muchas gracias anticipadas.

PD. Por si os vale, os cuento un truqui que a mí me funciona estupendamente. Si tenéis que llevar a vuestros clientes a la capilla de mi Virgen esperad a la noche, es la mejor manera de ocultar el estado de abandono del cauce del Guadalmedina ;-)

jueves, 19 de mayo de 2016

CAMARÍN CORONADO


Han querido los siglos que el camarín siga aquí, aquel camarín que fue faro blanco en la noche negra de una tripulación de fragata de leyenda a punto de hundirse en un mar de película de catástrofes. Una misa de privilegio en Sábado Santo quedó como vestigio del extraordinario suceso, dando así constancia de que no hay tormenta perfecta que no rinda tributo a la única obra perfecta de la creación: una dominica Flor de Lis.

            Han querido los siglos que aquel camarín salvador pueda contemplarse ahora en medio de las tempestades de todo confín. Un simple golpe de remo con el ratón enciende su luz prodigiosa. Basta escribir un nombre, Soledad, con el teclado para enmendar con ello los errores de cualquier hoja de ruta, para que brújulas y astrolabios invisibles pongan en marcha un navegador automático rumbo a puerto seguro a través del mar plano de una pantalla iluminada.

            Ahí está ese camarín, visible por tierra, mar y aire, ahí aparece esa señal octogonal de salida de emergencia de las tormentas de este mundo, dibujando una cruz reflectante con líneas blancas y negras brillantes como bengalas. Ahí está ese camarín de la salvación con una corona canónica de estrellas de los mares por veleta.
  

            Apéndice. Quisieron también los siglos que pasados los años otra fragata naufragara en la misma costa. Su alemana tripulación no corrió la misma suerte, el camarín permaneció oculto tras cortinas de ladrillo. La Gneisenau se acabó estrellando contra la escollera por culpa de otro negro temporal. Fue en aquel momento en el que el camarín se arremangó y se hizo ambulante, su luz salvavidas se echó a la mar, y salvó a muchos. Un puente de hierro quedó esta vez de vestigio del no menos extraordinario suceso, un puente que no es más que otra misa de privilegio consagrada a la valentía y a la hospitalidad.