sábado, 20 de octubre de 2012

ESCUELA SEVILLANA VS. ESCUELA GRANADINA. ENCUENTROS EN LA A-92


Cuando mi querida amiga Inma del Sol dejó caer la idea de que debería publicar en mi blog una serie sobre la Escuela Granadina de imaginería no sabía lo que estaba haciendo, ni el peligro que con dicha sugerencia corrían los cimientos artísticos de mis previsiblemente pocos lectores. En primer lugar, porque no soy granaíno y, en segundo lugar, porque tampoco soy experto en historia del arte, sólo me defiendo a nivel usuario. Dicho lo anterior, eximo de toda culpa a Inma y, tras prohibir la lectura de este post de blog a los menores de 18 años y también a alguno que otro mayor de edad, afirmo:
¡LA ESCUELA GRANADINA DE IMAGINERIA NO EXISTE!
Y es más, ¡TAMPOCO EXISTE LA SEVILLANA!
 Existe una única escuela que, a falta de otro nombre mejor que la articule, en este momento la bautizo como ¡LA ESCUELA DE LA A-92!.
Semejante afirmación sólo puede expresarla un polemista, un inculto, alguien sin el más mínimo respeto por la cuestión a tratar, sin vergüenza a mostrarse capillita analfabeto ante un auditorio de miles y miles de eruditos cofrades. ¿Qué le vamos a hacer? ¡Ese honor me ha tocado a mí! La polémica afirmación la sostengo sin ninguna base científica, salvo mi propia cabezonería, combinada con algo de observación e intuición. (¡Dios mío en qué lío me estoy metiendo…!). Considero que los intentos de enumerar los signos distintivos de estas escuelas imagineras granadina y sevillana descansan en la necesidad humana de simplificar el conocimiento, de sintetizar, de etiquetar.
Parece como si las diferencias de una y otra escuela se hubieran extraído de la simple observación de las imágenes con las que ilustro el principio de este artículo: Jesús del Gran Poder, de Juan Mesa, y el Ecce Homo de Pedro de Mena del convento de las Descalzas Reales de Madrid. Si los observamos bien, llegamos a la conclusión de que… ¡no se parecen! Es más, ¡no se parecen en absoluto! Pero esto no tiene porque significar que estemos ante escuelas diferentes de imaginaría sino ante la obra de dos genios de la escultura barroca de una indiscutible y arrebatadora personalidad creativa.
 Fijaos si es fácil poner en contradicción las etiquetas que la contención de formas del de Granada tiene su espejo pictórico en la maestría de un Zurbarán, quien lleva impresa a fuego su pertenencia a la escuela sevillana, y que la fiereza expresiva de Mesa tiene perfecta sincronía con la exuberante y colorista pintura de Alonso Cano, paradigma de lo granadino.
Por tanto no existen escuelas, existen creadores y discípulos con ansias de aprender y de inventar. Además de por los autores y talleres, las obras se agrupan por otros factores, como la específica función a la que las imágenes se destinan (procesional, de culto interno o doméstico) o por la simple demanda de una feligresía que con frecuencia demandaba obras de imitación y no siempre obras maestras (igual que ahora).
Las dichosas etiquetitas han tenido efectos devastadores para la evolución de la imaginería. Tanto es así que la mayoría de los artistas parecen haberse quedado con los brochazos definitorios de las no-escuelas y han abandonado la riqueza de matices y la CREATIVIAD que fluía sin problema a través de las gubias y de la A-92. Pero la cuestión dicha así suena un poco árida, más bien fea, por lo que ilustro lo dicho con una serie de ejemplos:

1.- Martínez Montañés VS. Pablo de Rojas.
Martínez Montañés (1568- 1649) es unánimemente reconocido como un puntal esencial en la constitución de la escuela sevillana de escultura, sin embargo, lo que no es tan conocido es que su formación académica la tuvo en Granada y devino de otro importantísimo escultor, nacido como él en Alcalá la Real (Jaén), que es además santo y seña de la imaginería de la escuela granadina: Pablo de Rojas (1549-1611) a quien muchos expertos consideran el padre de todas las escuelas andaluzas.
El estereotipo del Nazareno de Pasión había sido previamente anticipado por su maestro Rojas en tallas como la del nazareno de Priego de Córdoba. De verdad que no me lo invento, según el experto Orozco Díaz “el nazareno es un tipo iconográfico que arranca de Pablo de Rojas y tiene su definitiva fijación con Martínez Montañés”.
Fotos: Nazareno de Pasión y Nazareno de Priego Córdoba

2.- Martínez Montañés VS. Hermanos García.
Según todos los expertos, corresponde también a Rojas la creación del prototipo del crucificado andaluz. Sin embargo a la hora de abordar una obra maestra absoluta de la escultura como es el Cristo de la Clemencia, encargado en 1603, bandera de la escuela sevillana y de la escultura universal, debemos también detenernos en el Cristo de la sacristía de la catedral de Granada, creado años antes, en 1600, por los granadinos hermanos García. Reconocidos expertos lo declaran un claro antecedente del trabajo de Montañés.

3.- Alonso Cano Vs. Martínez Montañés.
Pues sí, el granadino Alonso Cano también se sirvió de la A-92 y fue a Sevilla para ser alumno de Montañés. ¡Vaya dos!
                                  Fotos: Inmaculada de la catedral de Sevilla y Virgen de la Oliva de Alonso Cano.

4.- Andrés de Ocampo VS. Alonso de Mena VS. Pedro Roldan VS. Pedro de Mena
Otro emblema de la escuela granadina Alonso de Mena (padre del famoso Pedro) fue alumno de Andrés de Ocampo en Sevilla antes de montar su taller en Granada. Pero ¿a que no sabéis quién aprendió en el taller de Mena en Granada hasta su muerte en 1646? pues ni más ni menos que Pedro Roldán, artífice de obras maestras sevillanas y de un taller con solera. Esto implicaría que Pedro de Mena y Pedro Roldán aprendieron juntos y que saldrían de tapas por Granada, o por lo menos tuvieron la ocasión de hacerlo.
Se me olvidaba, el anteriormente mencionado Andrés de Ocampo, pese a ser también de Jaén, tuvo residencia temporal en Granada.
Fotos: Cristo de las Penas de Sevilla (escuela P. Roldán) y Jesús de la Columna de Priego (Alonso de Mena)
 5.- ¿? VS. ¿?
Sería triste que en este repaso dejáremos fuera al estupendo imaginero D. Anónimo, que tanto trabajó en tierras granadinas y sevillanas.
Fotos: Ntro. Padre Jesús de la Salud de la Hermandad de la Candelaria y el Nazareno de Archidona, a pesar de que ambos son obra de D. Anónimo, curiosamente uno se atribuye a la escuela sevillana y el otro a la granadina. Yo lo tengo claro, ambos pertenecen a la escuela de la A-92.

6.- Y para cerrar cualquier cortejo siempre María.
Sin perjuicio de que las imágenes marianas sevillanas han servido de inspiración a cualquier imaginero, podemos localizar tallas intercambiables en las dos escuelas, sirvan de ejemplo la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso de la cofradía del Gran Poder o la Virgen de la Victoria de las Cigarreras. Por otra parte no podemos dejar de mencionar que un prototipo de Dolorosa sevillana bellísimo es el que aporta Juan de Astorga, natural de Archidona (Málaga) plaza fuerte en la imaginería granadina. Si tenéis ocasión de observar la belleza de las dolorosas archidonesas barrocas podréis concluir, como yo, que Astorga nunca las olvidó del todo.
           Fotos: Dos Joyas, la Esperanza de la Trinidad y la Soledad del Calvario del granadino José de Mora.
Entrada publicada en "Pasión en Sevilla" el 13 de Agosto de 2010.

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