SEGUNDO ACCÉSIT:
Colección de estampitas rapiñadas in
situ. No se ha dado mal la cosa. Seguro que de aquí a unos meses aparece alguna
más hecha polvo en el bolsillo de una camisa lavada o haciéndose arrumacos con
el Fray Leopoldo de la cartera. Prometo desagravio a sus titulares.
TERCER PREMIO:
Merecidísimo a esta mata de romero
de la Esperanza. Algunos
más que matas mataron por llevarse una leñera. Esperanza, perdónales ese ansia
especial (por lo de la especia) porque ni ellos saben lo que van a hacer con
tanto romero.
SEGUNDO PREMIO:
Corresponde a esta revista sevillana
autoeditada. No todos los días tiene uno la ocasión de enseñar la Semana Santa malagueña
a tres sevillanos cofrades hasta la médula, eso me sucedió el Viernes Santo y
con ocasión de la previsión de lluvia en la capital. Fue un orgullo recibirles y
servirles de guía. En contraprestación me regalaron este trofeo que hubiera
merecido ganar. Ocupará un lugar de honor en el corazón de mi vitrina.
PRIMER PREMIO: Que
estando este malagueño en Sevilla, el Sábado Santo, un músico de la banda de La Oliva de Salteras, en el año
en que se conmemora su centenario, en mitad de la procesión de la sublime
Esperanza trinitaria, me llame para obsequiarme por sorpresa con un escudo de su uniforme, un escudo que lleva
impregnadas las notas musicales de muchas semanas santas, sólo puede ser mi
mayor trofeo, porque no hay para Puentiferario mayor trofeo, ni tesoro, que el
de la amistad.
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